domingo, 17 de noviembre de 2013

Adiós amiguito

Cuando empecé a escribir el blog jamás imaginé que tuviera que hacer esta entrada tan pronto. Hoy en la madrugada nuestro abuelillo Niko ha fallecido. Él fue mi primer compañero peludo de 4 patas y hemos vivido muchísimas aventuras juntos.

Todo empezó antes, incluso, de que él naciera. Yo era una mocosilla de 10/11 años que estaba tooooooodo el día con una frase en la boca "mamá quiero un perro", "mamá quiero un perro". Al final, creo que porque me puse muuuuuy pesada me regalaron un perrito. Era un yorkshire terrier. El primer día que fui a verlo, era una bolita que me cabía en la palma de la mano y además estaban todos durmiendo en una esquinita apelotonados. Era el único chico de los cinco cachorritos de la camada.

Dos semanas después llegó el día de llevarnoslo a casa. Yo lo llevaba en brazos, envuelto en una mantita. La primera parada fue la casa de mi abuela. Niko estaba súper asustado, pero pronto hizo muy buenas migas con mi abuela. Mi abuela tiene muy buena mano con los animales, siempre que entra un animal en casa, el primer sitio al que va es la cocina. Niko y mi abuela se entendían muy bien, con un solo movimiento de cabeza de Niko, mi abuela ya le estaba dando por debajo de la mesa un trozo de jamón o de pan... cuando no le ponía un mini plato de paella o de albondigas o de sopa o... de lo que comieramos. La siguiente parada fue nuestra casa. Con mi hermano al principio no se llevaban muy bien. Mi hermano era bastante trasto y Niko un poco exagerado. Cuando le daba algún golpe, lloraba como si no hubiera mañana....

Con Niko nos hemos llevado un montón de sustos. Como dueños noveles metimos muchas veces la pata. Por ejemplo, se nos escapó un par de veces (cualquiera le cogía en sus tiempos mozos). Una vez, se me quedó en el ascensor porque se cerraron las puertas automáticas y ¡yo no le había quitado la correa! Menos mal que se rompió... pero me tocó subir 9 pisos corriendo. La peor aventura fue cuando le atacó un perro del barrio. Estuvo muy malito y le cogió miedo a salir a la calle.

Una habilidad de Niko que me encantaba era que le volvían loco las pelotas... era ver una y salir corriendo detrás de ella. Incluso regateaba a mi hermano!!! Lo que era alucinante era como jugaba con el globo. Tú se lo tirabas y él te lo devolvía de un cabezazo.

Pero, el año pasado se empezó a poner malito. Ya tenía 14 años y medio. Un día jugando con él, perdió el conocimiento. Después de esto nos enteramos de que su corazón era muy grande y que le apretaba la traquea, lo que hacía que perdiera el conocimiento. Nos dijo el veterinario que no tenía arreglo pero que con medicación podía vivir mejor y por un poco más de tiempo. Desde que nos empezamos a medicarle ha vivido 1 año y unos meses más.

Ya no podía dar esos paseos de 5 kilómetros ni subir las escaleras (nos ladraba para que le subiéramos o le bajáramos). Aun así, ha seguido viajando con nosotros, a todos los sitios que ibamos, el venia. Estos últimos meses, los ha tenido un poco moviditos ya que estaba Nui en casa y pasó de ser el señor de la casa a compartir el puesto... no le gusto mucho. Nui tampoco era muy buena con él... le quitaba la comida, le daba con el culete o le saltaba por encima. Y Niko le intentaba morder las patas pero no llegaba a tiempo.

Espero que ahora Niko este en el cielo haciéndole compañía a mi abuelo y dando esos largos paseos que daban juntos... ¡llegaban a desaparecer horas! Te echaré mucho de menos, compañero de aventura. Echando cuentas... ¡Has estado a mi lado más de la mitad de mi vida!

Te quiero mucho enano.



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